jueves, 14 de mayo de 2015

El Parque de Atracciones III / ♫Pólvora - Leiva

Mi abuelo se llama Christopher. Yo me llamo Christopher por él. Wesley John Christopher. Joder, esto es ridículo. Estoy haciendo esto porque Albert me dijo el otro día que empezase un diario. Porque yo le había estado contando que necesitaba ordenar mis ideas. Ordenar mis pensamientos y mis sentimientos. Entonces Albert me dijo que escribiese. Cuando se me apareciesen los fantasmas. Mejor dicho, cuando me atacasen. Cuando me violasen. Hoy me lo ha vuelto a recordar y hoy empiezo.
Es tarde. Estoy un poco borracho pero necesito hablar. Acabo de llegar del teatro. Charlie me ha acompañado hasta la puerta. No sé si él habrá llegado ya. Supongo que sí. Charlie no me preocupa. Nunca me ha preocupado. Llevamos toda la vida juntos, y cada vez que ha ocurrido algo malo, lo ha tratado de una forma que no te permite pensar en palabras como angustia o miedo. Él se encarga de todo. Todo saldrá bien. Siempre. No hemos visto a Emma salir del teatro. Yo sabía que no iba a estar. No sé si ver una peli. Hemos visto caras conocidas pero ninguna merece ser nombrada. Son monstruos sectarios. Solo se relacionan entre sí. Nuestros padres viven en esa mierda. Crecieron viendo cómo nuestros abuelos vivían en esa mierda. Estoy un poco borracho pero necesito hablar y parece que no quiero. Tengo sueño. Emma no estaba en el teatro. Estará durmiendo. Son casi las cuatro de la mañana. No sé qué me pasa. Si fuese cualquier otra persona creo que diría que estoy deprimido. Pero no, no estoy deprimido. No me lo puedo permitir. Tengo que hacer algo. Esto no sirve para nada. Creo que al final  voy a contar quién soy. Albert me dio este cuaderno el día que me dijo que empezase a escribir. Y ya llevo casi una hoja. Es pequeño.
Me llamo Wesley John Christopher Atkinson. Crecí en Belgravia, Londres. Vivo en Belgravia, Londres. Y creo que esa es una de las peores cosas que se pueden decir de mí. Vivo en la misma casa desde que nací.  No soy muy alto. No creo que esté muy por debajo de la media británica. No sé qué más puedo decir. Me gusta beber. Me gusta demasiado. También me gusta fumar. Soy un simple. Me gusta el fútbol, la ropa buena, las carreras de caballos, el whisky, y el buen whisky para mis cumpleaños. Me he ganado muy pocas de las cosas de las que disfruto. Casi nada. Vengo de una familia cuya única preocupación relacionada con el dinero era, y es, dar con la forma de ganar mucho más. Nunca era suficiente. Acumular y asegurar para evitar desastres. Nunca hubo desastres, aunque sí hubo errores. Nunca he admirado a mi padre. Vivo como vivo gracias a él, pero no siento que le deba nada. A veces pienso que ni siquiera merece mi respeto. No le necesito. Solo quiero su dinero. No me importa decirlo. Yo necesito humanos. Humanos como Albert. Humanos como Charlie. Emma no ha ido al teatro esta noche.
Estoy sentado en la mesa de mi habitación. Y soy un niñato de Londres, que se acerca poco a poco al alcoholismo, y que tiene veinte años. Un niñato al que le pesa demasiado de dónde viene, y que no sabe a dónde va.
Se duermen mis brazos y mis piernas. Y yo me duermo poco a poco. Miro el reloj y marca las seis menos cuarto.
Sin darme cuenta me acuerdo del viejo Albert. Charlie y yo somos sus soldados, y él es nuestro coronel. Su anciana sonrisa alegra mis días.
Pienso en Albert. Después pienso en Charlie. Y después pienso en Emma.

Y entonces me duermo, esperando el sueño perfecto.

El Parque de Atracciones II, aquí.
El Parque de Atracciones I, aquí.

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